Sobre nosotros
En la actualidad, los modelos de negocio no pueden limitarse únicamente a la generación de utilidades económicas; deben también responder a los desafíos sociales y promover un impacto positivo en la comunidad. La inclusión se ha convertido en un eje fundamental para la construcción de sociedades más equitativas, donde todas las personas, independientemente de sus capacidades físicas, cognitivas o su condición social, tengan acceso a oportunidades laborales, de consumo y de desarrollo. En este contexto, surge la necesidad de diseñar modelos de negocio inclusivos, capaces de integrar a grupos históricamente marginados y, al mismo tiempo, generar valor sostenible tanto para la empresa como para la sociedad. La creación de un modelo de negocio inclusivo implica replantear procesos, productos y servicios desde una perspectiva de accesibilidad, equidad y responsabilidad social, consolidándose como una alternativa innovadora para enfrentar los retos del mercado global.

¿Qué es agricultura inclusiva?
La agricultura inclusiva se presenta como una alternativa innovadora y sostenible dentro del panorama empresarial, ya que no solo busca la producción de alimentos, sino también la integración social y laboral de grupos históricamente marginados, como personas con discapacidad, mujeres en situación de vulnerabilidad o comunidades rurales con limitado acceso a oportunidades económicas. Este modelo de negocio parte de la idea de que la tierra y los procesos agrícolas pueden convertirse en un espacio de desarrollo humano y social, donde cada persona, sin importar sus condiciones, aporte con sus capacidades a la cadena productiva. De esta manera, la agricultura inclusiva no se limita a la generación de ingresos, sino que impulsa el fortalecimiento comunitario, promueve prácticas ambientales responsables y abre camino hacia una economía más equitativa, en la que la inclusión se convierte en el verdadero valor agregado de la producción agrícola.


Nuestros valores y futuro
El proyecto Agricultura Inclusiva está dirigido a personas en situación de vulnerabilidad social y laboral, especialmente aquellas que enfrentan barreras para acceder a empleos formales y dignos. Este grupo objetivo incluye principalmente a personas con discapacidad física o intelectual leve, mujeres de comunidades rurales, adultos mayores y jóvenes desempleados del sector rural, quienes poseen el interés y la capacidad de participar en actividades agrícolas adaptadas a sus condiciones. Son individuos que buscan oportunidades de capacitación, empleo y generación de ingresos, al mismo tiempo que desean contribuir al desarrollo sostenible de sus comunidades.
La escalabilidad del proyecto Agricultura Inclusiva se fundamenta en su capacidad de crecer y replicarse en distintos territorios, manteniendo su esencia de impacto social y económico. Al tratarse de un modelo de negocio inclusivo, su diseño contempla no solo la sostenibilidad financiera, sino también la integración de pequeños productores, comunidades rurales y personas en situación de vulnerabilidad dentro de la cadena de valor agrícola. El proyecto puede escalar de manera horizontal, al replicarse en diferentes comunidades rurales con condiciones similares, adaptando las prácticas agrícolas sostenibles y los esquemas de comercialización inclusiva a cada contexto. De igual forma, puede crecer de manera vertical, ampliando la gama de productos agrícolas, incorporando procesos de transformación y agregando valor a la producción para acceder a nuevos mercados locales, nacionales e incluso internacionales.
La escalabilidad del proyecto Agricultura Inclusiva se fundamenta en su capacidad de crecer y replicarse en distintos territorios, manteniendo su esencia de impacto social y económico. Al tratarse de un modelo de negocio inclusivo, su diseño contempla no solo la sostenibilidad financiera, sino también la integración de pequeños productores, comunidades rurales y personas en situación de vulnerabilidad dentro de la cadena de valor agrícola. El proyecto puede escalar de manera horizontal, al replicarse en diferentes comunidades rurales con condiciones similares, adaptando las prácticas agrícolas sostenibles y los esquemas de comercialización inclusiva a cada contexto. De igual forma, puede crecer de manera vertical, ampliando la gama de productos agrícolas, incorporando procesos de transformación y agregando valor a la producción para acceder a nuevos mercados locales, nacionales e incluso internacionales. La inclusión digital y el acceso a tecnologías agrícolas sostenibles permiten que el modelo sea más eficiente, garantizando un crecimiento ordenado y replicable. Además, el enfoque en la capacitación y el empoderamiento de los productores facilita que los beneficiarios se conviertan en agentes multiplicadores, generando un efecto de expansión comunitaria. En este sentido, la escalabilidad de Agricultura Inclusiva no solo significa aumentar la rentabilidad del proyecto, sino también potenciar su impacto social: más familias integradas en la economía formal, mayor seguridad alimentaria, creación de empleos verdes y fortalecimiento de la resiliencia de las comunidades rurales.
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